A saber por qué hoy me revive de nuevo el
blog, después de tanto.
Ni ha sido lo único, ni posiblemente lo
mejor en este tiempo, y ni siquiera se lo puedo atribuir a las cosas de esta
primavera que aún no me termina de cuajar. Así que lo mismo se debe al olor de la
madera de cedro de los lápices de colores, que a veces obra el prodigio de
trasladarnos a otras primaveras y a otros tiempos.