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domingo, 9 de octubre de 2011

El aire húmedo de Roesler Franz.


Seguramente le deba el aspecto de algunas de mis acuarelas a Ettore Roesler Franz (1845‑1907), a quien descubrí en mi primer viaje a Roma, en 1999.
No poco tiempo le dediqué en su momento a estudiar qué le confería a sus acuarelas ese aspecto tan inequívocamente decimonónicas, más allá de sus temas o sus personajes. Aunque actualmente sus colores son imposibles, porque los pigmentos de hoy día no son los de entonces, me hizo ver la importancia de las veladuras a la hora de obtener colores improbables con otras técnicas. Igualmente me hizo descubrir la verosimilitud que a todo le dispensa la presencia de los degradados. Pero quizás lo mejor sea que me hizo ver que la humedad ambiente se puede representar, sin necesidad de poner al fondo una montaña celeste.

4 comentarios:

  1. LLevaba tiempo ya sin ver una de tus accuarelas. Como siempre impecable en detalles y realismos.

    Nos vemos

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  2. Muchas gracias, Mª. José. Seguimos en contacto, en breve.

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  3. Muchas gracias, Charo. Me prometo cosas mejores, en todo caso.

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