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lunes, 28 de mayo de 2012

Passeggiata a Venezia.


Entre un montón de cosas en curso y otras tantas por hacer, con la espalda dolorida y la alergia en flor, he vuelto a ir a Venecia, a ratitos, porque desde Sevilla a Venecia sólo se tarda el tiempo de empuñar un pincel.
Volví a pasear por San Marco, entre la Basílica, el Palacio Ducal, el Campanile y la Biblioteca Marciana. El Gran Canal desde el Ponte Rialto mantenía intacto el aspecto de los cuadros de Giovanni Antonio, aunque para mi gusto no desmerecen las vistas de San Giorgio Maggiore y La Salute, desde San Zaccaria, o la del cementerio de San Michele con Murano al fondo, desde Fondamenta Nuove.
Me pude recrear de nuevo en los grandes palacios, Ca’ d’Oro, Ca’ Foscari, Ca’Rezzonico, Ca’ Dario, Contarini, Dolfin y Barbaro. Me perdí por los pasillos del Museo Correr y por los de la Accademia.
Entre otros muchos, por allí estaban con sus faenas el viejo Vittore, Giorgio, Tiziano y Jacopo, a quien visité en su taller. A Paolo y a Giambattista los vi de lejos. No fue fácil hablar con los dos Antonio, el escultor y el músico. Algunos estaban de paso, pero tuve la suerte de encontrarme con Joseph y con George. A Camille y a Claude se les reconocía desde lejos por todo lo que llevaban encima. Johann seguía siendo asiduo del Caffè Florian, y John seguía frecuentando el bar Harri’s, después de hacer corros entre los turistas. Saludé a Charles y a su familia, tras visitar el nuevo ático de Giacomo, que me pareció increíble. A Hugo lo encontré más joven que nunca, aunque no menos que a Mariano que, cómo no, sigue dedicándose a hacer patria.
Pero al cruzar un puente mi vista cansada se enganchó en esta puerta, aún más cansada, y por eso no se ve en mi acuarela ninguno de esos lugares mágicos, ni a ninguno de mis amigos y conocidos.
…¿O sí?.

4 comentarios:

  1. Lindo trabajo. Ya llega el verano y toca descansar. Un abrazo. Charo.

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  2. Estimado Alfredo desde que nos vimos cuando te lleve la acuarela me he preguntado como continuabas de tus dolencias y ver tus magníficos trabajos.
    El encontrar tu blogs he tenido una gran alegría.
    Saludos cordiales.

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  3. ¡Qué sorpresa, José María!. Siempre me alegra saber de la buena gente que me he encontrado a lo largo de mi vida, aunque sea de una forma tan breve. Como ves, procuro seguir con mis cosas, en la medida en que me dejan mis muchos líos y mis dolencias, tanto del cuerpo como del espíritu. Siempre es gratificante saber que hay alguien al otro lado de la pantalla, pero creo que sólo por esto, merece tener encendida la llamita.

    Un abrazo, José María.

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